La persistente caída del precio del dólar desata polémica, ¿hay o no atraso cambiario?

Productores y exportadores están preocupados por el hecho de que el BCU se centre en bajar la inflación a 4,5% y que esto impacte el tipo de cambio y la competitividad. El debate está sobre la mesa.

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Guillermo Tolosa, presidente del Banco Central (BCU).
Foto: Darwin Borrelli / El País.

El precio del dólar, que ha venido cayendo en la franja de los $ 40 (aunque ayer cerró a $ 41,066) preocupa alos exportadores por dos razones: en primer lugar, cuando esto ha ocurrido, históricamente, se han visto perjudicados en sus ganancias; y en segundo término, porque el objetivo principal del Banco Central (BCU), con Guillermo Tolosa al frente, no es el tipo de cambio (el cual tiene libre flotación), sino bajar la inflación a 4,5%, más allá de que esas variables se relacionen entre sí.

Aunque Tolosa ha tratado de explicar en varias oportunidades que el sector exportador puede lograr buenas utilidades aun con un dólar relativamente bajo (como ocurre en algunos otros países), ese mensaje parece no terminar de convencer a exportadores, quienes hablan de “atraso cambiario”.

Rafael Normey, presidente de la Federación Rural, declaró a Ámbito Financiero este viernes que cuando el objetivo central es bajar la inflación, con la situación actual de déficit fiscal que existe en el país, “la única manera de que cierre (esa ecuación) es con atraso cambiario”. “Somos los que pagamos la fiesta de la bajada de la inflación”, agregó.

El País conversó sobre este asunto con Facundo Márquez, CEO de Caviar Polanco y vicepresidente de la Unión de Exportadores (UEU), quien no estuvo totalmente de acuerdo con esa posición al reconocer que “para el exportador también es importante una inflación baja, porque genera estabilidad en el país”. Sin embargo, abrió el paraguas al opinar que, tanto el BCU como el Ministerio de Economía (MEF) deben estar atentos a lo que pasa con el tipo de cambio real, es decir, en comparación con otros países. “El mandato del BCU es mantener una inflación baja, pero también una moneda que permita la actividad económica”, advirtió el empresario.

Billetes de dólares
Billetes de dólares
Foto: Archivo """""""

“En realidad, lo que los exportadores queremos no es necesariamente un tipo de cambio alto, como a veces se dice, sino un cambio real que nos permita competir”, precisó.

Según sus cálculos, los exportadores perdieron mucho dinero en los últimos años, porque la estabilidad macroeconómica de Uruguay se logró a costa de las utilidades de ese sector, y ahora “hay que hacer borrón y cuenta nueva, porque ya es difícil una recuperación de lo perdido”, agregó.

Márquez destacó la importancia de que el BCU y el MEF estén coordinados, dado que de nada sirve una política contractiva del BCU si el MEF mantiene una política de gastos (algo que, según su opinión, ocurrió en la istración anterior). “Si este BCU ya no apunta a un rango (de tolerancia) de la inflación, sino al 4,5% como meta, los presupuestos deben estar también al 4,5%, y no más al rango”, observó reforzando que la consistencia de políticas es clave.

Atraso cambiario o no

“¿De qué atraso cambiario hablan?”, dijo lacónico a El País el economista José Antonio Licandro, quien le salió al paso a la queja de los empresarios.

“No puede haber atraso cambiario cuando el tipo de cambio fluctúa libremente. Y el argumento de que el BCU hace caer el tipo de cambio no tiene sustento”, acotó.

El economista hizo un llamado a no perder de vista que la pérdida del valor del dólar responde fundamentalmente a las medidas del gobierno de Donald Trump en EE.UU., con su política de aumentar los aranceles. Además, observó que “ahora se quejan, pero el año pasado, el dólar saltó a $ 44 y nadie le agradeció al BCU, aunque en realidad tampoco el ente había hecho nada para eso; la política monetaria estuvo neutral, el dólar subió por otras razones”. Licandro opinó que la tasa de interés, hoy en 9,25%, es “moderada”.

José Antonio Licandro
José Antonio Licandro
Foto: Archivo El País

Asimismo, fue incisivo ante los reclamos de exportadores, no solo por “infundados” —según dijo—, sino porque ese sector ha sido y sigue siendo el puntal de la economía uruguaya en los últimos 20 años (salvo los tiempos de sequía histórica que afectó la producción en 2022-2023, y de la que se ha recuperado a la fecha).

El economista argumentó que no hay atraso cambiario porque la balanza de pagos está bien, la actividad económica no está resentida (aunque sí enlenteciendo sobre todo por factores externos) e, incluso, las exportaciones han crecido, entre otros indicadores de signo positivo.

En esa línea, Deborah Eilender, economista del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), apuntó a las buenas cifras de exportación en lo que va de este año. Están por arriba de los US$ 5.000 millones entre enero y mayo de 2025, mientras que en el mismo lapso de 2023 estuvieron en el orden de los US$ 4.600 millones, y en esos mismos meses en 2024 estuvieron en US$ 4.900 millones.

“El problema acá es que los empresarios mantienen sus expectativas rígidas. Piensan que la inflación se mantendrá en 6,5% y no se han movido de eso en los últimos tiempos”, dijo Eilender, en relación a lo que la desalineación de las expectativas del empresariado con el BCU significa en términos de fijación de precios y negociaciones salariales.

Facundo Marquez
Nota a Facundo Marquez, director ejecutivo de Caviar Polanco y presidente de la Union de Exportadores del Uruguay, en su oficina en Montevideo, ND 20240401, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

“El BCU ha reafirmado su compromiso con una inflación baja y estable —meta de 4,5% o menos—, lo que despierta inquietudes del lado del sector exportador de que estos planes tengan un costo en el dólar o la productivo, pero no necesariamente tiene que ser así. En el pasado, los planes de estabilización estuvieron basados en el tipo de cambio, afectándolos, por eso la preocupación es fundamentada, pero ahora esto ha cambiado. Ya no tenemos planes de estabilización, sino un régimen de ‘inflation targeting’ que, si bien lo adoptamos luego de la crisis de 2002, sigue madurando. No necesariamente se tiene que traducir en pérdida de competitividad ni de tipo de cambio real”, señaló, destacando la importancia de que las expectativas están ancladas, para que los exportadores puedan beneficiarse de las subas externas del tipo de cambio.

Otro factor que entra en juego a favor del sector es que se espera que las cosechas serán, en términos generales, buenas este año y que el precio de los commodities, si bien no están en su mejor momento, no son malos. La carne, producto bandera de Uruguay, se está vendiendo bien, la celulosa también, aunque hay algunos sectores afectados que habrá que seguir monitoreando.

Contexto internacional y proyecciones

Los analistas consultados por El País proyectan que continuará la debilidad del dólar a nivel mundial, aunque advierten que el terreno es muy incierto dado que las políticas del gobierno de Trump son “impredecibles”.

No obstante, algunos consideran que, aún debilitado, el dólar sigue siendo valor de refugio (existen opiniones encontradas sobre este punto).

Lo cierto es que el mundo se ha complicado por la nueva política comercial de EE.UU. y por las dos guerras: la invasión de Rusia a Ucrania que tiene en ascuas sobre todo a la Unión Europea, y el conflicto en Medio Oriente. Este último es el que más mueve el precio del petróleo.

El pasado jueves hubo reacciones entre Israel e Irán, que hizo disparar los precios del petróleo a nivel internacional. Y el conflicto entre las partes continúa.

Para el economista José Antonio Licandro, aún es prematuro conocer los impactos concretos en el comercio de esta reciente suba petrolera, pero es claro que Uruguay, en la medida en que debe comprar el commodity, se ve especialmente perjudicado.

En el plano doméstico, Licandro consideró que, en materia de combustibles, Uruguay está retrocediendo con las nuevas medidas del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). “Soy partidario de liberalizar el mercado de los refinados del petróleo. La liberalización genera mejores servicios y baja los precios”, afirmó.

Al respecto, recordó que cuando se quiso abrir el mercado de los seguros hace unos años, se pensaba que el Banco de Seguros del Estado (BSE) iba a fundirse, y no fue así. También citó el caso de las telecomunicaciones, mercado que, al abrirse a la competencia, no lapidó a Antel. A su entender, liberalizar el mercado de los refinados favorecería al transporte y por ende a los productores y exportadores.

A futuro, la economía mundial podría continuar enrarecida por los factores ya mencionados, lo que no favorece a ningún país (tampoco el proteccionismo ayudará a EE.UU., según analistas). Y en ese marco, Uruguay se juega a aumentar sus fortalezas en la producción y exportación agroindustrial, ayudada por una economía argentina que ha repuntado.

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