Jon Hernández es español y fotógrafo de profesión. Pero en los últimos años se ha dedicado a estudiar y divulgar cómo la inteligencia artificial (IA) impacta en el mundo, sobre todo, a advertir que no se trata de una «moda pasajera» sino una revolución comparable a la «electricidad o Internet» que llega con el potencial de «redefinir el pacto social, el trabajo y las relaciones humanas».
Hernández, quien se presentará el próximo 20 de junio en elSummit IA Human Future 2025, foro producido por Cacique Group que se llevará a cabo en el Centro de Convenciones del LATU, adelantó a El Empresario no solo los retos y las oportunidades que esta tecnología conlleva, sino también deslizó consejos sobre cómo hacer para que el impacto sea «menor».
Uno de los mayores efectos de esta tecnología, y algo que está alertando al mundo, es la sustitución de mano de obra o el incremento de la productividad de un 20%. «La IA generativa ya está reemplazando tareas y pronto lo hará tan bien que será difícil justificar contratar a una persona», señaló Hernández. Al respecto, citó como ejemplo a multinacionales como McKinsey, Walmart, Microsoft y Google que en los últimos meses anunciaron despidos de miles de empleados. A su entender, en los próximos cinco años, entre el 20% y el 30% de la población quedaría sin empleo.
Según el experto, esta revolución pasará por los mismos procesos que las anteriores: aclimatación («donde la gente se da cuenta de que esto es útil y empieza a utilizarlo»); adaptación (cuando se empieza «a sufrir las consecuencias»); y bonanza (el momento que se «recogen los frutos de esa nueva tecnología»). A su entender, la etapa que está sucediendo es la «adaptación» y dentro de poco llegará el impacto negativo del cambio. «Muchos trabajos no serán necesarios, tenemos que entender que habrá cosas que los humanos no haremos más, pero a partir de ahí, la IA nos llevará a una estación muy positiva», apuntó.
Oportunidad
A pesar de las amenazas, el experto destacó las oportunidades que la IA trae, por ejemplo, en el ámbito de salud.
«AlphaFold (programa de IA desarrollado por DeepMind de Google) resolvió el problema del plegamiento de proteínas en solo cuatro años, un logro que habría tomado a los humanos miles de millones de años. Y esto permite desarrollar nuevos medicamentos. El CEO de DeepMind dice que curaremos todas las enfermedades en los próximos diez años», subrayó.
Hoy ya se ven resultados alentadores. Hernández destacó que un equipo en Australia creó una IA que permite, con la biopsia de una persona, detectar un tipo de cáncer con un 99% de eficacia.

Sin embargo, y a pesar que se espera que la economía mundial crezca un 10% en cinco años y que se curen las enfermedades, estos avances podrían generar desigualdades y que cerca de un 20% o 30% de la población no tenga trabajo porque «no será necesario que trabajen».
«Habrá más trabajo pero lo harán las máquinas», explicó Hernández. Esto plantea «preguntas urgentes» sobre cómo redistribuir la riqueza generada por la sobreproductividad de las empresas. «Lo que tenemos que plantearnos a largo plazo es cómo cambiamos el pacto social, cómo pongo un plato de comida en la mesa si no tengo que trabajar porque no se necesita», analizó.
Tres consejos
Al analizar el futuro y qué hacer en este escenario, Hernández deslizó tres consejos. El primero es concientización, y se centra en que «como sociedad debemos darnos cuenta de que la IA va a cambiar el mundo. Cuanta más gente lo entienda, mejor. La negación o la indiferencia solo aumentan la vulnerabilidad ante el cambio».
El segundo paso es pasar a la «formación», o sea, comenzar a enseñar a las personas a utilizar la IA para «mantenerse competitivas». «Si usas IA, aportas más valor y es más difícil que te reemplacen. La buena noticia es que la IA generativa es accesible, cualquier persona puede aprender y solo requiere lenguaje natural. Dedica cinco horas una semana y ahorrarás dos horas de trabajo la próxima. Y esto es como un tsunami, se lleva a los que no están preparados. Los que corren a lo alto de la montaña sobreviven».
Por último, llamó a comenzar un debate político sobre el impacto de la tecnología. «Es crucial iniciar una conversación global sobre soluciones económicas para un mundo donde el trabajo humano podría ser menos necesario. Hay que hablar con los políticos, debatir sobre modelos económicos que se adapten a este nuevo mundo», concluyó.
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